Análisis de un caso de victima activa #ConvivenciaMOOC

Como actividad propuesta en el curso #ConvivenciaMOOC, voy a analizar un supuesto práctico, basado en los datos que puede aportarnos la utilización de un sociograma. Se trata de un caso de victimización de tipo activo de una alumna de 11 años (posiblemente cursando 6º de EP o 1º de ESO). He elegido este caso porque podría ser exactamente un caso real que gestioné en un centro de trabajo anterior. De hecho, las intervenciones detalladas fueron las que realizamos en aquella ocasión.

DATOS INICIALES
Como vemos en los resultados, la clase está compuesta por 28 alumnos. Algo más de la mitad de la clase (54%) son chicas, con lo que podemos decir que la ratio por sexos no está muy desequilibrada.
La información general sobre el ambiente del grupo, nos indica que, exceptuando casos particulares, la mayoría de alumnos coincide en manifestar que se sienten a gusto, tienen amigos y en clase hay orden y tranquilidad.
El único aspecto en el que la valoración no parece tan positiva, es al preguntar sobre la conflictividad de la clase, donde parece que la media nos indica que la mayoría del grupo piensa que sí hay algunos conflictos. Si bien hasta aquí podríamos pensar que en todo grupo de preadolescentes pueden surgir ciertas dificultades de convivencia, al ir al análisis más particular de cada alumno y los rechazos que sufre, veremos que claramente podemos descartar que esos conflictos sean una situación llamémosle “normal” en aulas de esta edad.
Los otros dos aspectos de la información general del grupo nos ofrecen una información muy interesante, sobre los posibles alumnos ayudantes y sobre las posibles víctimas:
Sobre los alumnos mejor valorados por el grupo, la herramienta Socioescuela nos indica quienes reciben más elecciones por parte de sus compañeros y son considerados más amables y respetuosos. Según podemos ver, estos alumnos son el alumno 12, y las alumnas 19, 1 y 4, por ese orden.
Por ultimo dentro de esta información inicial, nos vamos a analizar los datos de las posibles víctimas en la clase. Como vemos aparecen sólo 3 alumnos en este cuadro, dos de ellos con sucesos muy puntuales, reseñada solo por 1 o 2 alumnos-testigo. Lo interesante llega al darnos cuenta de que la alumna 28 es marcada como riesgo de bullying por 20 de los 27 compañeros de su clase.

LA ALUMNA 24
No solo la mayoría del grupo afirma que la Alumna 24 es acosada, sino que la propia alumna confirma la situación.  Al analizar los datos aportados por el grupo, y compararlos con cómo la propia alumna valora la situación, llama la atención ver que la alumna percibe el caso con mucha mayor gravedad que sus compañeros, afirmando que los maltratos e insultos son más frecuentes de lo que reconoce el resto del grupo. Además, incluso en el aspecto de cyberbullying, donde el grupo está de acuerdo casi por completo en que no hay ninguna dificultad, ella afirma que sí las hay y también son de gravedad. De nuevo en relación a las sensaciones de aislamiento y falta de amigos en ella son muy grandes, mientras que los compañeros perciben esto como lago más bien moderado.

Si nos fijamos en la actitud que el grupo ve en la alumna, podemos entender claramente porqué se trata de un caso de víctima activa. Observamos amplio acuerdo en afirmar que la alumna no es tímida, ni diferente a los demás. Los compañeros afirman que le gusta llamar la atención, no tiene una actitud tranquila y que discute con mucha frecuencia. La propia alumna confirma que su perfil no es en absoluto pasiva, al manifestar con total seguridad que no se siente en absoluto indefensa.

INTERVENCIÓN A REALIZAR
·         Lo primero, una vez conocido el caso por el tutor, se recomienda ponerlo en conocimiento del Departamento de Orientación y del Equipo directivo, de manera que éstos puedan aportar recursos y estrategias, y dedicar al caso toda la atención que precisa.
·         Reunidos los anteriores, y estudiado el caso, se podrá determinar poner en marcha el vigente Protocolo de Inspección para hacer frente a este tipo de casos, de manera que podamos asegurarnos que se dan todos los pasos oportunos y todo el proceso queda debidamente documentado.
·         En concreto, dentro del Departamento de Orientación, sería fundamental contar con la valiosa labor de Profesor Técnico de Servicios a la Comunidad (PTSC), quien puede aportar gran formación, estrategias y dedicación (bueno, esto sería lo deseable y utópico, aunque con los recortes actuales en este puesto…) al ser experto en este tipo de situaciones.
·         Informar a los sectores afectados de la comunidad educativa: puesto que son muchos los profesores que pasan a lo largo del día por el aula en que ha surgido este conflicto, es importante que todos ellos estén alertados de la situación. Debemos pedir la colaboración de todos para detectar posibles situaciones de acoso hacia la alumna, y también para frenar las respuestas agresivas que ella pudiera tener. Pero por otro lado, y tanto o más  importante, podemos pedirles que traten de generar actividades o trabajos en los que la alumna pueda ofrecer al grupo la mejor versión de sí misma, que fomenten la interacción, que le permitan mostrar sus habilidades y al grupo descubrir nuevas facetas de ella.
·         Entrevista inicial con la alumna: En ella se tratarían de abordar aspectos varios. Por supuesto, el punto de inicio debe ser el generar un espacio de confianza y tranquilidad, en el que se sienta apoyada y con la confianza suficiente para contarnos sinceramente la situación y que podamos ayudarla. También deberemos repasar las situaciones o conflictos que hayan surgido, pidiéndole que nos cuente con qué compañeros ha encontrado las mayores dificultades. Es importante también realizar la pregunta opuesta: averiguar con qué compañeros se siente a gusto y bien tratada, y que serán claves para luego ayudarla. Vemos que ella afirma por ejemplo sentirse muy a gusto con su compañero de mesa actual.
·         Entrevista con algunos alumnos  “clave” de la clase, que puedan darnos información del grupo de una forma lo más neutral posible. Para ello elegiremos alumnos socialmente bien valorados por el grupo, y  a su vez, que no sean rechazados por la alumna 24, procurando que sean incluso los elegidos por ella si es posible.
·         Realizar una tutoría con el grupo. Se debe abordar el tema con la clase, con el objetivo primero de advertir a los alumnos de que se trata de una situación de gravedad, y de cara a cortar, de manera tajante e inmediata las agresiones físicas. Se ha de implicar a todos los alumnos en el caso, haciéndoles ver que deben ser parte de la solución del problema y que no pueden pasar por alto las agresiones de otros alumnos a una compañera.
·         Entrevista con la familia: Sería recomendable entrevistarse con la familia de la Alumna 24, haciéndoles conscientes de la situación que vive su hija en el centro, dándoles pautas para abordar el problema con la alumna también desde casa, e incluso recomendando la derivación a Servicios externos. Puesto que esta alumna tiene a su vez un patrón activo de buscar a su vez la agresión como vía de defensa, podría ser recomendable, si la situación persiste, que realizara un trabajo de autocontrol de impulsos, y mejora de las habilidades sociales.
·         Reunión de padres del grupo: Si la situación reviste una gravedad alta, y la mayoría de la clase está afectada por los comportamientos de y hacia la alumna 24, sería positivo convocar una reunión de padres, para informar a todos de la situación habida, aclarar posibles dudas y rumores surgidos entre los padres (muy frecuentes en estos casos) y pedirles la colaboración desde sus casas. Obviamente sería recomendable poder orientarles sobre las pautas de actuación más adecuadas con sus hijos ante este tipo de situaciones. No obstante, en este aspecto deberíamos ser cautos, y valorar la conveniencia o no de esta reunión, posiblemente tras ver los efectos de nuestra intervención inicial. El crear una reunión de padres puede tener un efecto peligroso, pues podemos encontrarnos que la alumna queda mucho más estigmatizada que la ayuda que consigamos aportarle. Si éste fuera el caso,  existiría la posibilidad de abordar el tema solo con algunas de las familias cuyos hijos tuvieran mayor implicación en el caso.
·         Formación de un grupo de alumnos ayudantes: Podríamos entrevistarnos conjuntamente con alumnos capaces de ayudar a la alumna 24, que pudieran ayudarnos a integrarla en los tiempos de recreos, a evitar que se quedara sola, a sancionar de forma clara y directa las agresiones de otros compañeros hacia ella. Sería importante convencerles de la importante labor que pueden realizar ayudando a su compañera, y conseguir que se comprometan con esta labor. Tal como hemos visto en el sociograma, los alumnos idóneos para estos son el 19, la 12 y la 1. La labor de este grupo también se irá supervisando semanalmente, de manera que puedan darnos feedback de las situaciones en que están mediando y los progresos que ven desde dentro del grupo.
·         Seguimiento de la alumna: mantener abierto el canal, por ejemplo estableciendo una reunión de seguimiento semanal con la PTSC, en la que la alumna pueda comentar la evolución, los puntos de mejora o dificultades que está detectando en el proceso.
·         Trabajo en HHSS con la alumna: Dado que se trata de un perfil activo, y no meramente una receptora pasiva de los maltratos, una parte importante del cambio dependerá del propio cambio de actitud de la alumna en sus relaciones futuras. Podemos contar aquí con la Orientadora del centro, como figura esencial que le ayude a resolver conflictos deu una forma alternativa y más hábil socialmente.

Todas estas actuaciones han de tener su correspondiente seguimiento, haciendo una evaluación semanal de la evolución. Cuando las circunstancias se vayan atenuando, esta periodicidad podrá disminuirse a quincenal o mensual.